21 de Noviembre de 1997 (Maria)

 

Hija Mía,

 

Te he advertido de estos tiempos difíciles en Mis mensajes anteriores.  El camino que has escogido no es uno fácil, pero sí uno que trae muchas recompensas.  Las recompensas más grandes, hija Mía, te esperan al final de tu jornada, no son de este mundo el cual reprime la santidad y encuentra graciosas aquellas metas individuales de santidad.

 

Se fuerte en tu fe y persevera en las metas que Hemos puesto para ti.  El bien puede y va a dar fruto a su debido tiempo --- el tiempo de Dios que es siempre el tiempo perfecto.  Ama, hija Mía, a aquellos quienes procuran agobiarte y causarte dolor porque aunque tú hayas pedido aceptar el martirio por amor a Jesús, ahora debes darte cuenta que el martirio viene en muchas formas.  Regocíjate pues viene la persecución.  Date cuenta, hija Mía, que aquellos que persiguen también encontrarán al Cristo Resucitado.  Nuestro amor te rodea a ti y aquello que tú deseas lograr en este lugar santo.  Paz, querida Mía, --- pues estás colmada de Nuestra paz.
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