16 de Agosto de 1997
(Mientras rezábamos el Rosario) (Maria)
Hijos Míos,
Ustedes, cuyos corazones han sido preparados para recibir Nuestros mensajes, se están embarcando en un gran viaje el cual requiere confianza y conversión total. Nosotros requerimos mucha fe porque los frutos de su llamado están progresando hacia su realización.
Mi Hijo ya no puede ver más deshacerse la creación de Sus manos por la desobediencia de Sus criaturas. El los ama, queridos pequeños, y por Su amor puro, El debe corregir los errores de este mundo.
Preciosos Míos, no teman a lo que viene pero abracen el castigo como señal de Su amor porque pronto todos los ojos verán y todos los corazones conocerán la gloria de Su presencia.
Ustedes son la casa construida sobre la roca contra la cual las puertas del infierno no prevalecerán. Coraje, pequeños Míos, Nosotros los rodeamos con Nuestros ángeles para fortalecerlos y protegerlos. Llámenlos puesto que ellos esperan sus órdenes. ¡Paz, queridos Míos!