17 de Agosto de 1997 (Maria)
Mis queridos hijos,
Alabado sea Jesús. Nuestros corazones se alegran por aquellos que vienen buscando Su presencia en este santo lugar. Sepan, hijos Míos, que Nosotros estamos aquí y esperamos aquellos que vienen buscando la paz y el amor de Jesús.
Ustedes, queridos Míos, deben preparar sus corazones para abrazar a aquellos que vienen llenos de deseo de conocerlo a El como ustedes lo conocen. Ustedes en su pequeña, pero significativa forma poseen mucho poder al unirse a Mi Hijo.
Sepan, hijos Míos, que el corazón de su Madre está consumido con amor por cada uno de ustedes. Mi tiempo aquí se acorta puesto que la copa de ira ya hierve más allá de lo que Mi mano puede salvar.
Ustedes, Mis hijos, han recibido Mis mensajes de amor y esperanza. Sepan que a través de los intensos sufrimientos que les espera, dones fluirán por sus almas trayendo paz para sobrellevar la oscuridad. Las nubes se acumulan, hijos Míos.