29 de Agosto de 1997 (Maria)
Mis queridos hijos,
Alabado sea Jesús quien en Su amor y misericordia ha dotado a cada uno con Sus armas de defensa contra las flechas del enemigo. Mis queridos pequeños, Jesús los espera en el Santísimo Sacramento ---- El es el milagro viviente para que todos lo vean y lo adoren cada día ---- extraigan fortaleza de El, el Rió de Fortaleza, aquella porción de la cual ustedes requieren como sustancia para cada día. Así como Su Rió de vida fluye dentro de ustedes, también ustedes deben convertirse en fuentes de El quien los la creado.
Deseo, preciosos Míos, que Me permitan ayudarlos a moldarlos en estas fuentes para que todos puedan ver al Jesús viviente en ustedes.
Permitan que estos mensaJesúsean una llamada para despertar a todos quienes los oigan. Tantos son indiferentes, hijos Míos. Se han endurecido por los ofrecimientos materiales de este mundo, escogiendo solo elegir el camino ancho de la destrucción ---- ¡la destrucción eterna!
Lleven la luz de Jesús para que puedan con valentía seguirlo por el camino angosto hacia la santidad. Para ustedes, o, pequeños, la llamada a la santidad debe penetrar cada celula de su ser ---- como la esponja rápidamente absorbe el agua ---- así también ustedes deben absorber todo lo que es bondad y luz ---- Mi Hijo quien es la fuente de toda bondad.
Paz, hijos Míos, ---- sepan que cada uno de ustedes es llamado por su nombre. Escuchen puesto que son llamados a cumplir su deber ---- Es el tierno susurro de Jesús quien los llama. ¡Abran completamente las puertas de sus corazones porque El entra!