5 de Diciembre de 1997 (Maria)
Mis queridos hijos,
Alégrense, pequeños Míos, permitan que la alegría llene sus corazones, Jesús, el Salvador, desea entrar en cada corazón que ha preparado un lugar para El. Deseo que ésto sea el inicio de un Nuevo día en el cual ustedes decidan vivir una verdadera entrega a Dios en un abandono total de sí mismos. Así como ustedes están muy ocupados preparándose para este bello tiempo comprando y envolviendo regalos, Yo les pregunto, preciosos Míos, ¿Qué regalo han escogido para darle a Mi Hijo, El Bendito, quien Su cumpleaños van a celebrar? ¿Tal vez un acto de bondad ---- y extender una mano ---- una suave sonrisa ---- un caluroso abrazo? Son estos regales sin precio que El desea de ustedes, hijos Míos.
Dejen que ésto sea la aurora de un tiempo sin fin de amor en Jesús. ¡Paz y amor!