Mis queridos hijos,
Alabado sea Jesús el Senor y Dador de vida. Les urjo, hijos Míos, en estos tiempos difíciles que se aproximan se conviertan en pequeñas almas confiadas, que no permiten ---- y que no permitirán ---- que los temores se enraícen en sus almas. Llénense con la verdadera paz y alégrense porque los corazones deben prepararse y estar listos para recibirlo a El, quien viene pronto. Ustedes no pueden escapar las pruebas que pronto encontrarán en su camino, pero pueden estar preparando sus corazones, recibiendo la paz y el amor de Jesús.
Estas no son solo palabras que Yo vengo repitiendo, si no instrumentos espirituales de sobre vivencia.
Caminen a lo largo del camino sobre el cual Nosotros hemos puesto sus pies. Lentamente, paso a paso, ustedes alcanzarán su propio nivel de purificación. En su humanidad ustedes se cansarán, pero por la fuerza Divina ustedes perseverarán. ¡Paz y amor!