16 de Julio de 1997 (Maria)
Mis hijos preciosos,
Alabado sea Jesús. Gracias, pequeños Míos, por seguir con constancia el camino lleno de piedras que se ha puesto delante de ustedes. A ustedes se les ha dado una gran responsabilidad. No disminuyan su fervor. Les espera mucho bien. Reconfórtense, pequeños Míos, porque su fortaleza está en Jesús. Yo, su Madre, seré su consuelo y su guía para llevarlos a Jesús. Descansen en la seguridad de su fe – ustedes podrán sobrellevar los obstáculos puestos delante de ustedes.
Paz, pequeños Míos, paz.