Mis queridos hijos,
Ustedes han sido bendecidos muchas veces porque Nuestras palabras han fluido como los ríos fluyen hacia el mar --- de una gran profundidad hacia la otra. Aun, hijos Míos, ustedes escogen solo escuchar el suave murmullo del pequeño arroyuelo el cual crea muy pocas olas en su curso natural de dirección.
Aquellos quienes escuchan Nuestras palabras deben oír el mensaje fundamental --- no escoger solo aquellos que encuentran significativos pero fuera de contexto. La profundidad de Nuestros mensajes es tan vasta como el mismo océano --- comprendan Nuestras palabras porque hay gran urgencia y muy poco tiempo. Nuestras palabras pondrán en prueba su comprensión y en veces hasta su propia imaginación --- pero, hijos Míos, Nuestras palabras no son solo palabras sino serias advertencias porque el mal abunda procurando sus almas. Escuchen y crean, pequeños seres, y sepan, seres fieles Nuestros, ustedes permanecen cerca a Nuestros corazones. Procuren, seres queridos, a aquellos quienes han sido guiados por el mal camino porque el Corazón de Jesús ansiosamente espera que cambien de parecer. En Su Divina Misericordia, El procura a Su gente con un amor incomprensible tan grande que El arrancará a almas del borde de los fuegos del infierno mismo si ellas lo llaman. Reflexionen, hijos Míos, en estas palabras. ¡Amor y Paz!