4 de Octubre de 1997 (Maria)

 

Queridos hijos Míos, 

 

 Muchos oyen Mis palabras pero se han convertido en palabras sin significado.  Mis mensajes hacen eco por todo su mundo y rara vez se les hace caso. 

 

Les he pedido que oren y ayunen --- que hagan sacrificios y que estén reconciliados para que puedan aprender de Mí, pero aun, hijos Míos, la paz se les escapa.  ¿Qué desean de Mí, su Madre --- que me manifieste antes ustedes?  ¿Y después qué, Mis criaturas voluntariosas?  Gradualmente volverían a ser indiferentes y caerían en sus viejos hábitos ignorando las advertencias y el amor de su Madre.

 

A través de Mis lágrimas, veo dentro de sus corazones humanos - aquellos quienes íntimamente comparten el amor de Mi Hijo.  Hay tan pocos corazones dispuestos a abandonarse a si mismos y por lo tanto Mi búsqueda continúa.

 

Les urjo, hijos Míos, que permitan que sus corazones se hagan fértiles --- el suelo fértil en donde las palabras de Mi Hijo puedan caer y dar fruto.  Ustedes son un eslabón vital en esta cadena de la vida.  Al tiempo que cada eslabón se une, su fuerza aumenta.

 

Fieles Míos, permitan que el amor de Jesús sea la soldadura que aplicada a los eslabones aumenta la fuerza de la cadena.  Alábenlo, Hónrenlo y Ámenlo a El quien es todo lo que van a necesitar para llegar con seguridad al final de su jornada.

 

Confíen en El, O, queridos hijos, porque Su amor sobrepasa todo el entendimiento. ¡Descansen en Nuestra paz!
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