8 de Octubre de 1997 (Maria)
Mis hijos queridos,
Yo deseo, preciosos Míos, que cada uno de ustedes llegue a la realización que la oración es comunión verdadera con Dios. La oración es calidez de amor y comprensión --- una morada donde el corazón encuentra paz. En encontrar la paz encuentran fortaleza y en la fortaleza - coraje para perseverar en su búsqueda por la verdad.
Al tiempo que fervorosamente se esfuercen por ser puros de corazón, se alejarán de de los deseos de este mundo y así entrarán al reino de la santidad.
Estamos cerca de ustedes, queridos hijos, listos para ayudarlos en todas sus necesidades. Solo tienen que hacer el esfuerzo --- desear con todo su corazón --- y los dones fluirán para sostenerlos y animarlos. Confíen, pequeños Míos, y permitan que su fe crezca mientras que Yo, su Madre, intercede por ustedes llevando sus sinceras peticiones ante Dios. Oren y anímense unos a otros siempre. ¡Paz, hijos Míos!