19 de Octubre de 1997 (Maria)

 

Mis queridos hijos, 

 

Como Mi Hijo ha ofrecido Su amor incondicional a ustedes, Yo les pido a su vez que se amen unos a otros.  Donde no hay perdón no puede haber amor verdadero.  El amor no es egoísta ni envidioso, pequeños Míos, pero es abandono puro y total de si mismo.  Al tiempo que aprenden buscar la humildad, su alma se libera de los deseos y egoísmo procurando únicamente elevar y servir a los demás.

 

Les urjo, preciosos Míos, que no se preocupen de los intereses de este mundo y enfóquense en los grandes tesoros del Cielo.  La vida de los Santos es un buen ejemplo de cómo obtener estos tesoros --- almas ordinarias quienes escogieron una vida simple y obtuvieron gracia con Dios.

 

Hijos Míos, hay muchas ramificaciones en el camino de la vida.  Ustedes deben estar bien preparados porque a través de sus elecciones, ustedes determinan la dirección que su alma va a tomar.  Solo un camino lleva a la vida eterna.  Oren mucho para que no sean engañados por las ilusiones sutiles que acechan en cada esquina.

 

Oren, queridos, y Nosotros vamos a venir a su ayuda alumbrando su sendero a la santidad.  Alégrense porque su jornada está cerca de estar completa.  Paz y amor. 
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