24 de Octubre de 1997 (Jesús)
Hijos Míos,
Yo he tejido los hilos de Mis promesas a los corazones de Mi gente. En su debilidad, Yo he infundido fuerza para combatir los males de este mundo. Benditos son Mis hijos quienes escucharon Mis palabras y practican humildad con justicia porque sus vidas son agradables a Mí. Cargan con su propia cruz y aun se agachan a ayudar a llevar la cruz de sus prójimos. Esto es amor como siempre pretendió ser --- generoso y duradero.
Escuchen las palabras de Mi Madre quien es Reina y aun es cariñosa y obediente. Ella es el precioso regalo dado a ustedes en estos tiempos difíciles. ¡No la ofendan! Ella llora por aquellos quienes no prestarán atención a Sus palabras --- aprendan de Ella --- porque el sendero por el cual Ella los guía es angosto y la jornada difícil, y Su presencia los asegurará del gran premio al final. No pierdan la esperanza, pueblo Mío. Yo espero su regreso.