14 de Septiembre de 1997 (Maria)
Mis queridos hijos,
Ustedes solo tienen que mirar a su alrededor y ver el cambio y el decaimiento moral de su mundo. Preciosos Míos, Jesús es su única esperanza ---- la única esperanza para salvar un mundo tan resuelto en su propia destrucción. Miren los rostros de aquellos a quienes encuentren. ¿Ven paz ---- la paz de Mi Hijo? No lo creo, queridos Míos.
Hay tanta intensidad de pasar por la vida que se acaba antes que Mis hijos realizan lo que ha pasado. Tomen tiempo cada día para pasar con Mi Hijo. El siempre tiene tiempo para ustedes ---- son ustedes quienes no Le hacen --- no quieren hacerle ---- un lugar en el itinerario de su vida.
Sepan, pequeños Míos, de Aquel de quien vino la vida así también a El toda forma de vida regresará. Ustedes deben esforzarse por lograr la santidad. Miren las vidas de los Santos quienes a través de sus sufrimientos encontraron paz ---- el tesoro de la vida la cual ellos presentaron a Mi Hijo con corazones llenos de amor y gratitud. Deseo, preciosos Míos, que tomen este precioso regalo de vida con todas sus manchas y sus imperfecciones y lo ofrezcan incondicionalmente a Mi Hijo quien lo tejerá en el tapiz de vida eterna.
Hijos Míos, Mi estancia aquí se acorta. He venido como la Madre llena de amor para animarlos, y que ustedes a su vez animen a otros. La oscuridad viene pronto y ustedes, corderos de Mi Hijo, deben estar preparados. Aumenten sus oraciones con gran intensidad. Tantas almas han sido consumidas por los abrojos de los campos los cuales, Yo, su Madre, recogeré y los presentaré a Mi Hijo. Dense prisa, hijos. Por favor dense prisa. ¡Paz!