18 de Septiembre de 1997  (Maria)

 

Mis queridos hijos,

 

Ustedes, hijos Míos, han sido muy bendecidos con la abundancia de dones para fortalecer sus almas en esta batalla por almas.  Ustedes han escuchado Nuestros mensajes ---- Nuestras llamadas para que se preparen.  Ustedes, en quienes Nuestros mensajes han sido implantados deben a su vez también ser mensajeros.  Esparzan las Buenas Nuevas del amor y misericordia de Jesús en un mundo que ha dado la  espalda a El quien es toda bondad y amor.

 

Hijos Míos, ---- procuren vivir en la Divina Voluntad de Mi Hijo.  Únicamente poniendo a Jesús en  primer lugar en sus pensamientos, palabras y acciones llegarán a realizar la paz y armonía como ha sido designado.  Yo, su Madre, lloro por aquellas almas quienes ya no procuran reconciliarse con Mi Hijo y así como se han embarcado en una jornada desesperadamente dolorosa hacia la oscuridad espiritual.  Ustedes, preciosos Míos, deben estar en constante oración por todas las ovejas descarriadas de el rebaño de Mi Hijo. Gentilmente reúnanlas, anímenlas y ayuden a guiarlas hacía Jesús.  Yo, su Madre, les proporcionaré los dones necesarios para completar su tarea.  Sean diligentes en sus esfuerzos.  Hay tanto trabajo que hacer y muy poco tiempo.  ¡Paz y amor!
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