21 de Septiembre de 1997 (Maria)
Hijos Míos,
Sepan, o, preciosas criaturas, que estamos aquí para guiarlos a través de este laberinto de decepciones sutiles de la vida. Tengan cuidado, pequeños, a menos que estén perdidos debido a cada cambio de dirección que tomen alejándose de Jesús los arrastra más a la dolorosa separación de El cuyo amor que sana ha sido vertido sobre sus corazones para despertar el deseo humano por la santidad.
Queridas criaturas, Nosotros los hemos llamado continuamente para que se preparen espiritualmente y físicamente, porque ustedes deben sentir en sus corazones la necesidad tan urgente para cumplir o perderse. ¿Qué palabras debe usar para hacerles entender la severidad de los tiempos que se aproximan tan rápidamente? Ustedes, como criaturas de Dios, han aceptado las obligaciones y las responsabilidades que se les han sido delegadas. Nosotros los bendecimos por aceptar con fe ciega la obediencia que Nosotros hemos puesto dentro de sus corazones. O, fieles guerrilleros de oración, confíen completamente y nunca titubeen puesto que pronto serán puestos a prueba. Existe sólo calificación de aprobar o reprobar, hijos Míos ---- escojan una o la otra. Otra vez, es decisión de ustedes. Nosotros los amamos queridos, y deseamos que nadie se pierda. Tengan valor y obtengan su fortaleza de Nosotros.
Regocíjense, porque pronto su premio va a ser aquel que está implantado en muchos corazones,
¡Paz, hijos Míos!