24 de Julio de 1997
(3:15 a.m. al orar en la capilla de la Divina Misericordia)  (Maria)

 

Mis queridos pequeños,

 

Ustedes, hijos Míos, son mis compañeros en esta batalla entre el bien y el mal.  Este es el tiempo de decisiones.  Ustedes a quienes ya se les ha dado la gracia del sufrimiento necesitarán cada vez más la presencia física de Mi Hijo.  El, quien está dentro de ustedes, es mucho más grande que aquel quien obscurece el mundo con las pesadas nubes de la desesperación y la desesperanza.

 

Llámenlo a El, quien es su fortaleza, y Nosotros vendremos armándolos con las armas de la seguridad, la fe, la esperanza y el amor.

 

Ustedes no han sido llamados a embarcarse sobre una jornada fácil, sino una de mucho sufrimiento - porque grande es el amor dentro de ustedes hacia los demás y sus corazones están ahora llenos con el dolor de su Madre cuyo corazón sangra por sus hijos descarriados.  Unan sus sufrimientos y sacrificios a la Pasión de Jesús para que el bien prevalezca.  Muchas cosas ustedes no entienden, pero la grandeza de el amor de Dios iluminará su entendimiento al irse terminando su jornada aquí.

 

¡Confíen, preciosos Míos, - dejen todo quienes crean, confíen!  ¡Porque grande es la misericordia de Dios! 

 

 

24 de Julio de 1997 (Rosario en el Cañón) (Jesús)

 

Hijos Míos,

 

Ustedes vienen buscando paz - Mi paz Yo se las doy libremente.  Ustedes, Mis ovejas, a quienes he llamado por su nombre, han encontrado su prado de pastura en Mi corazón.
 
Yo, su Jesús de Misericordia, los llamo mientras aun hay tiempo para hacer la voluntad de Mi Padre.  Ustedes están siendo preparados para una gran tarea que se acerca.  Sepan que Mi Sagrado Corazón y el Inmaculado Corazón de Mi Madre son su único y verdadero refugio --- su "prado de paz."

 

Mi amor está siendo derramado esta noche.  Reciban lo que se les da con un corazón agradecido; es solo por que Mi Madre ha intercedido que el tiempo ha sido extendido.

 

24 de Julio de 1997
(Aprox. 2:00 en la tarde durante el Rosario con Pablo y tres hermosamente humildes monjes de Patagonia, Az)  (Maria)

 

Mis amadísimos hijos,

 

Ustedes desean un mensaje - entonces permitan que sus corazones se abran a los dones que Yo, su Madre, he depositado sobre ustedes.  Los abrazo, hijos Míos, y les doy Mi bendición Maternal.  Sus años de sacrificio no han pasado desapercibidos.  Perseveren, queridos Míos, sus coronas los esperan.
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