“Mis queridos hijos,
Los saludo esta noche como los he saludado muchas veces con amor y tierna compasión. Esta estación del año es una de gran alegría. Es un tiempo para reflexionar y meditar sobre la grandeza de Nuestro Senor y el amor que El tiene por todos sus hijos.
Yo les pido, pequeños Míos, que escuchen cuidadosamente a estas palabras y disciernan sobre su significado. Vengan y siéntense enseguida de la chimenea decorada tan hermosamente con ornamentos de la temporada. Miren las llamas de la lumbre como bailan con un ritmo ---- un ritmo como si estuvieran respondiendo a una melodía silenciosa. Acérquense a la lumbre --- sientan el calor de las llamas. Ahora ---- tomen un paso hacia atrás y sienten el calor menos intenso --- tomen otro paso más hacia atrás y ya no sienten nada porque se han distanciado del fuego.
Este fuego es Nuestro amor que arde continuamente por cada uno de Nuestros hijos. Acérquense más a Nuestros corazones porque al acercarse más a Nuestros corazones su corazón se llenará de paz y tranquilidad.
Yo los invito a que calienten su propia alma en la Devoción al Sagrado Corazón de Jesus. Caminen en Su verdad, hijos Míos ----- sigan Sus pasos --- audazmente pero aun humildemente cargando su cruz la cual un día pondrán al pie de Su trono.
Estén en paz, Mis preciosas criaturas ----- estén en paz.”