1 de Diciembre del 2000

 

“Mis queridos hijos,

 

Los saludo esta noche como los he saludado muchas veces con amor y tierna compasión.  Esta estación del año es una de gran alegría.  Es un tiempo para reflexionar y meditar sobre la grandeza de Nuestro Senor y el amor que El tiene por todos sus hijos.

 

Yo les pido, pequeños Míos, que escuchen cuidadosamente a estas palabras y disciernan sobre su significado.  Vengan y siéntense enseguida de la chimenea decorada tan hermosamente con ornamentos de la temporada.  Miren las llamas de la lumbre como bailan con un ritmo ---- un ritmo como si estuvieran respondiendo a una melodía silenciosa.  Acérquense a la lumbre --- sientan el calor de las llamas.  Ahora ---- tomen un paso hacia atrás y sienten el calor menos intenso --- tomen otro paso más hacia atrás y ya no sienten nada porque se han distanciado del fuego.

 

Este fuego es Nuestro amor que arde continuamente por cada uno de Nuestros hijos.  Acérquense más a Nuestros corazones porque al acercarse más a Nuestros corazones su corazón se llenará de paz y tranquilidad.

 

Yo los invito a que calienten su propia alma en la Devoción al Sagrado Corazón de Jesus.  Caminen en Su verdad, hijos Míos ----- sigan Sus pasos --- audazmente pero aun humildemente cargando su cruz la cual un día pondrán al pie de Su trono.

 

Estén en paz, Mis preciosas criaturas ----- estén en paz.”

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