29 de Diciembre del 2000

 

Los siguientes mensajes fueron recibidos durante el Rosario del viernes en la noche en el Cañón.  Fue otra hermosa noche cuando nuestros huéspedes vinieron de las ciudades de Phoenix, Tucson, y nuestros vecinos del área de Hereford uniendo sus alabanzas a Nuestro Senor Jesucristo y en honor de Su Madre.  Fue una bendición tener a Basil (junto con su confiable guitarra) con nosotros una vez más después de una larga ausencia por razones de enfermedad.  El siguiente mensaje fue transcrito de un audio caset usado para grabar el mensaje como se estaba grabando.

 

(No identificado – pero probablemente un ángel) “Despierten, O hijos de Dios, y demuestren gran reverencia porque la Reina de los ángeles más santos está entre ustedes rodeada por Su corte.  Escuchen las palabras de la Santísima Madre de Dios.”  (En muy pocas otras ocasiones, la presencia de Nuestra Santísima Madre fue anunciada por ángel.)

 

“Mis amantísimas Criaturas,

 

¡Alabado sea Jesus!  Yo deseo decirles sobre los grandes regalos que ustedes le presentaron a Mi Hijo y como fueron recibidos.  Hubo algunos (individuos quienes estuvieron presentes en el Rosario del domingo por la tarde el 22 de diciembre del 2000.)  Mis pequeños seres, quienes fueron testigos de la quimera de luces y estas luces fueron Mis ángeles quienes llevaron estos regalos cuando Yo los bendije y los llevaron ante el trono de Mi Hijo.

 

Que tan complacido El está con sus regalos ---- pero, Yo les pido, queridos Míos, que miren a estos regalos como la vela cuya mecha arde con una llama muy suave y gentil.  Piensen en su regalo como una vela.  La mecha es su compromiso para mantener estas promesas --- estos regalos a Mi Hijo.  Pequeños Míos, permitan que las llamas de sus intenciones ardan tan brillantemente que Dios verá la pureza de sus corazones y sabrá al mirar sobre la luz de sus regalos El ve qué tanto ustedes aman a Su Hijo.  Pequeños Míos, Yo podría decirles tanto, pero ustedes no están aun preparados para recibir estos conocimientos.  Permitan que sea suficiente decir que ustedes son Nuestros escogidos a quienes se les ha confiado tanto.  Sus bolsillos se han llenado con monedas de gran valor --- porque ustedes son amados y ellas son las Palabras de Dios que han llenado sus almas.  Gasten estas monedas sabiamente.  No las amontonen, hijos Míos, porque los regalos son para todos los hijos de Dios.  Ustedes han recibido gran riqueza; por eso, mucho se requiere de ustedes.

 

Paz, amados pequeños Míos.  Llamen a los ángeles y a los santos quienes están aquí para asistirlos.  Pidan, hijos Míos, y recibirán.” 
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