27 de Abril del 2001

 

"Mis Queridos Hijitos,
 Perseveren en sus esfuerzos para lograr la humildad.  Mi Hijo se complace con estas almas y las sumergirá en la fuente de Su misericordia.  Su mundo equivocadamente cree que la humildad es una señal de debilidad. Yo les digo que es una señal de gran fuerza porque el ser humilde es conquistar el orgullo y reconocer la dependencia en Dios.

 

 Mis hijitos, benditos aquellos que aceptan con amor las heridas causadas por la ignorancia y levantan a cada alma errante ante el trono de la misericordia de Dios implorando Su gracia compasiva para cambiar los corazones duros y arrogantes a receptáculos complacientes de Su amor. Oren con corazones jubilosos no importando las circunstancias de la vida pues estas oraciones son tesoros guardados en el Cielo. Estén en paz."

 

(Comentario: qué difícil es encontrar ese pequeño lugar de nuestro corazón en el que Dios ha sembrado la semilla de la humildad. ¿Cómo podemos como simples seres humanos aún esperar alimentar esta virtud a menos que nos sea permitido a través de la gracia de Dios reconocer muchas de nuestras debilidades y pedir la misericordia de Dios para Amar y perdonar unos a otros para que podamos crecer fuertes y saludables en nuestra fe? Nosotros no podemos crecer si nuestras palabras y acciones no coinciden con la voluntad de Dios. ¡Dios nos llama y si  nos llama seguido para ser los últimos es que otros puedan ser los primeros)!
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