8 de Agosto del 2003

 

“Mis queridos hijitos, 

 

Me llena de gozo ver a tantos aquí reunidos en una oración ardiente. Deseo esta noche llevarlos en una jornada más de oración....Oración en la cual aprenderán a perseverar ….. oración donde aprenderán a ver el rostro de Jesus. Mi Hijo caminó sobre los hermosos caminos en Nazaret. Sus benditos pies corriendo por el polvo en juego. Sus deditos moviéndose en el pasto y después Sus pies hicieron la jornada a Getsemaní …. Sus santos pies ….. Sí, Mis hijitos…Sus santos pies que comenzaron en el polvo caminaron a Getsemaní … a Jerusalén y después estos santos pies enlodados y moreteados fueron clavados en la cruz. Esto no fue el final para estos pies, ni el final de la jornada, solo era el comienzo pues estos pies …. los pies de Mi Hijo, caminan con cada uno de ustedes en sus vidas diarias. ¿Se fijaron en la sonrisa en la cara de un niño que pasaron hoy? ¿Se fijaron en la cara cansada y arrugada del anciano que buscaba por los basureros ….. buscando algo que comer?  ¿Vieron los ojos de dolor ….. y los ojos de tormento y lucha?” 
 
“Mis hijitos, 

 

Muchas veces caminan con Jesus… pero sus ojos no se han abierto pues deben ver con el corazón … amar como Jesus quiere que amen. Oren con convicción, Mis hijitos, y cuando oran con convicción …. cuando le dicen a la montaña …. Muévete ….. la montaña se mueve. ¿Y quién mueve la montaña? Aquel en quien ustedes ponen su fe. 

 

Reconozcan las montañas que El mueve cada día de sus vidas, cada prueba…. cada momento en que se detienen en decir una palabra ofensiva…..un pensamiento impuro …. cuando le dan la espalda a la tentación, éstas son montañas, Mis hijitos. No las reconocen, son montañas ….. y por el amor de Cristo se han movido pues han buscado Su ayuda, han creído, han orado, pues solo por medio de la oración y la obediencia a Sus palabras se mueven las montañas de sus vidas.  Estén pendientes, Mis hijitos, y oren intensamente y verán sutilmente …… cada montaña se moverá. Amados, Me llena de gozo que se hayan reunido …. pero recuerden, cuando se reúnan en oración sus corazones deben ser uno con Jesus …. esperen un encuentro con el amor. Nada más …..  pues no hay mayor encuentro que el encuentro con el amor mismo.” 

 

(Visual)  “Madre, un niño pequeño juega cerca de un laguito.  No veo sus  facciones sino la espalda de un niño pequeño.  Tiene una cuerda en su mano, un cordón, ni siquiera una caña de pescar, una cuerda atada a un dedito…. y la lanza al agua y espera con gran expectativa para que algo mariavilloso ocurra. La cuerda hace un movimiento ….. ¡y no es un pez!  Pesca por almas ……  Debe  ser Jesus, con la cuerda en la mano y no la suelta, esperando pacientemente por cada uno de Sus hijos mientras lleva la cuerda más cerca de Su corazón y así lleva también a nuestras almas.  La luz se refleja en el agua, debe ser la puesta del sol ….. tal vez la de nuestras vidas. Qué hermoso saber que El nunca nos deja ir.  Sé que nunca nos deja ir.  Ató una cuerda a cada uno de nuestros dedos.”  
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Drone footage presented by Finding Sacred Spaces.