6 de Junio del 2003

 

(El siguiente mensaje fue dictado en nuestra residencia privada después de las seis de la tarde cuando en preparación para el Rosario del Viernes en el cañón.  Claramente se nos indicó que éste fuera compartido con el grupo antes de iniciar el Rosario. Como nuestra Madre es siempre comprensiva y compasiva, lo dictó para que no se grabara puesto que el esposo de la recipiente estaba enfermo en  cama.  La segunda conversación que tomó lugar durante el Rosario no  fue grabada. Solo les pido que oren al Espíritu Santo para discernir mientras leen lo siguiente:) 

 

Mis queridos hijitos, 

 

Han tomado esta jornada Conmigo estos tantos años  . . . y sin embargo . . . pocos años . .   pues el tiempo es sin equivocarse una medida Divina . . . incomprensible  y mal calculada.  Piensan que el tiempo son las manos de un reloj, que se mueven segundo por segundo. Pero Yo les digo, el tiempo es un lugar apuntado e instituido por Dios para Su Plan Maestro en cada alma. 

 

Hemos caminado en los jardines, olido el aroma de cada flor fragante y hemos visto la belleza que está bajo el suelo fértil. ¿Reconocen el significado de Mis palabras?  El jardín son las almas   . . . . algunas que brotan . . . nutridas por el amor . . . otras  esperando compasión y comprensión.  Almas como éstas las encuentran cada día.  Solo necesitan pedir la gracia para reconocer estas oportunidades doradas que Dios les brinda.  

 

Cuando buscan estas gracias para el bien de otros,  consuelan a Mi Hijo, y entonces sus corazones se convierten en refugios del Amor Divino.

 

(Comentario de la recipiente): Frecuentemente por la limitación de nuestra humanidad en captar el significado de las palabras de Nuestra Madre, todo se convierte en un caminar lleno de fe, confianza y obediencia.  Es en el silencio de nuestros corazones cuando somos vulnerables al amor nutritivo de Dios, podemos realizar no solo la belleza pero también la  importancia de Sus palabras. Como Nuestra Senora dice,“Cuando buscan estas gracias para el bien de los demás, consuelan a Mi Hijo y sus corazones se convierten en refugios del  Amor Divino.” Tal vez, en nuestros sencillos actos de  reparación  por los pecados cometidos contra el Sagrado Corazón de Jesus y el  Inmaculado Corazón de Maria, nos convertimos en  participantes del Amor y permanecemos labradores en la cosecha de los campos de las almas.  Dios nos da muchas oportunidades de vivir una vida llena de gracia. Cuando las tentaciones y las distracciones nos tientan, debemos de continuamente pedir por la gracia necesaria  para  llevar a cabo el trabajo que se nos presenta. Ellos nunca nos faltan. Nuestra visión se oscurece, pero luego vemos claramente y podemos ver que el amor, la paciencia, la bondad, y nobleza de espíritu y todos los dones del Espíritu  llevan  a nuestros corazones a siempre buscar al Senor en todas las cosas.  
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