27 de Junio del 2003

 

 (Recipiente) ¿Cómo es que Mi Senor viene a mí tantas veces en el mismo día?  Mi Senor, sabes que mi corazón solo puede contener poco pues está  lleno de amor, y sin embargo, debo hacer Tu mandato.  Mi Senor, deja que Tus palabras vengan libremente pues Tus hijos escuchan. 

 

Hija Mía, 

 

Dices bien, Mis hijos escuchan. Mis hijos reconocen Mi voz y vienen a Mí. En este día He reunido a muchos por todo el mundo y acercado a Mi Sagrado Corazón. ¿Y qué Mi corazón no está ardiente por todos Mis hijos?     

 

 Sí,  Mi Senor, por todos Tus hijos.   

 

 Y tú, Mi hija, ¿Cual crees que es el combustible que hace arder Mi corazón?  

 

Yo diría que es el amor, Mi Senor. El combustible del amor es el amor. Tu corazón que arde tanto por nosotros. No comprendo,  Mi Jesus, cómo podemos hacer arder Tu corazón.

 

 Por amor y hasta por las faltas.  Hay muchos de Mis escogidos que por conciencia ven que no so capaces de llevar almas a la perfección. Se humillan. Y vienen a Mí como polvo que rueda en la tormenta. . . . . . implorando Mi misericordia y Mi perdón por sus debilidades. Te digo que cuando vienen a Mí a implorar por las almas de otros, tomo ese pequeño grano de imperfección  y lo pongo cerca de Mi corazón donde la llama hace erupción y purifica las almas. 

 

Mi hija, buscas el camino de la perfección con  muchas preguntas, muchas las he contestado, muchas Mi Madre las ha contestado y hay una abundancia que no han recibido contestación. No se aflijan, Mis amados, sino escuchen cuidadosamente a la voz del Pastor que guía sus ovejas, que las llama a Su corazón donde las puede purificar y perfeccionar. Has experimentado mucho en esta semana. Sí, has sido débil, pero débil en el sentido que ha brotado fortaleza de esa debilidad. Fortaleza para confiar. . . . . para orar. . . . . fortaleza para esperar que Dios escucha y contesta tus oraciones. Ustedes son Mis hijos que creen y confían en Mi amor y en la abundancia de Mi  Misericordia. 

 

Recipiente: El cielo oscuro me recuerda las montañas y las luces que brillan en la distancia que las separa.  Y ahora se mueven juntas como si fueran llamadas a formar un diseño. Es una cruz roja muy grande rodeada de un corazón. Las luces brillan y el corazón brilla más intensamente y alumbran como si fueran una luz.  La cruz unida con el corazón. Vamos a la cruz y nos abraza el corazón de Nuestro Senor.  

 

[Comentario de la recipiente:]  Creo que la última parte del mensaje de Nuestro Senor se refiere a la tensión emocional causada por el incendio en la montaña que comenzó el sábado antes del Rosario de este viernes. Aunque hubo bastante daño a la vegetación, no hubo pérdidas personales o daño a las estructuras.  Fue como si la mano del Senor guiaba las llamas mientras el  incendio se combatía. La velocidad del viento ciertamente estaba controlada por un poder más que humano. Cuando orábamos, alabamos a Dios por controlar todo y le dábamos gracias sabiendo que todo sería según Su voluntad. 
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