Mientras en preparación para la Coronilla de La Divina Misericordia, en contemplación mental de las oraciones, se acercó Nuestra Senora. De primero no dijo nada y solo observó y después relató como los mensajes tomarán un nuevo énfasis. Solo puedo expresar mis sentimientos personales; que Ella se refiere a más comentarios, no solo de esta recipiente sino, de otros a como el Espíritu Santo los mueva. Como hemos sido bendecidos con Su presencia por tanto tiempo, es tiempo que nosotros, como hijos y llenos del Espíritu Santo, expresemos lo que llevamos dentro de nuestros corazones. Tantas personas duelen en la profundidad de sus almas pero no pueden llegar a la luz de Jesucristo. Debemos ser los instrumentos que lo aman tanto que no podemos más que ser esas pequeñas lámparas que en todo el mundo reflejan el amor de Dios a nuestros semejantes.
Mis queridos hijitos,
Hoy extiendo una invitación a amar . . . a enamorarse de Jesus. Tantos de Nuestros hijos dicen conocer a Jesus, pero no hacen campo en sus corazones para Él. El debe habitar totalmente dentro de ustedes para que puedan emitir Su dulce presencia a los demás. El no quiere los obstáculos de orgullo y egoísmo, sino que quiere llenar el vacio que existe en tantas vidas. Así como El los invita, así deben ustedes también invitarlo a Él. La vida entonces se convierte en un trabajo artístico en muchas etapas de perfección. Todo viene a su tiempo. Es una tristeza ver que el reloj de arena, que es la vida, se cierne con tanto sin completar.
Hagan un impacto, Mis hijos amados, pues el Espíritu vive en los corazones que solo saben el camino a Jesus. Pruebas y sacrificios . . . Si . . . pero gran gozo en conocer y servir a Dios.
Nuestra Senora pidió que Sus palabras personales, dadas a esta recipiente el viernes, 16 de mayo, fueran escritas. Ella dijo durante la conversación personal:
“Nosotros (Sus hijos) abusamos el privilegio de ser obligados, descuidando de nuestras responsabilidades.”
(Recipiente): Esta es una frase impactante que nos pega directamente en la frente. Si Cristo verdaderamente reina en nuestras vidas, tiene la gran responsabilidad de ser comoCristo en toda manera. Esto en particular cuando más nos incomoda, o es más inconveniente. Cuando nos sentimos bien es tan fácil, pero muy difícil cuando las presiones de la vida nos oprimen. Nuestras cruces (cuidadosamente construidas para cada uno) se han confundido con las de otras personas (o es lo que pensamos); pero Dios, que con tanta ternura la puso sobre nuestros hombros, sabe lo que es mejor para nosotros. Siempre debemos creer, con una confianza absoluta, que El que nos creo y no nos va a dar más de lo que podamos soportar. Todo tenemos nuestras responsabilidades, dejemos que cada uno logre sus responsabilidades en los ojos de Cristo.)