16 de Enero de 2004

 

 (Recipiente)  Nuestros corazones son Tuyos.” 

 

(Visual) “Parece ser temprano por la tarde pero el sol está en lo alto del cielo.  Pero se mueve de un lugar a otro... danzando... pulsando y Nuestra Senora está allí y tiene en Sus manos……o alguien está deteniendo para ella un cesto. Pero es más como uno que no puedo describir.  Es hermoso y está lleno de todas las flores imaginables.  Pero cada una es tan fragante.  El área entera esta inundada por esta hermosa fragancia.  Hay muchas personas que ven esto.  Nuestra Senora toma Sus manos preciosas poniéndolas dentro de este cesto tejido por luz dorada y suavemente levanta los pétalos de las flores lanzándolos al aire.  Las personas están asombradas al ver el sol danzando……al ver los pétalos que caen hacía la tierra.  Están ansiosos por capturar su tesoro.  O, Madre por favor dime qué es lo que quieres que diga.” 

 

“Mi querida hija, 

 

La danza del sol es un regalo de Mi Hijo.  Los pétalos de este cesto representan las dulces gracias que cada uno ha recibido y las aprecian porque han reconocido el significativo de las señales y las mariavillas de Dios.  Todas estas cosas de las cuales hemos hablado durante todos estos años han traído confort y consuelo a ustedes, Nuestros hijos preciosos.  Ahora es tiempo de  reconocer que el mundo en el cual ustedes viven está al borde de un gran abismo. 

 

Sin sus oraciones…… sin su constante intercesión por sus semejantes…… sin que ustedes estén dispuestos a sufrir por las almas necesitadas, muchos van a perder la gran oportunidad que Dios tiene preparada para ellos. 

 

Si, ustedes son los trabajadores en el campo de Mi Hijo……el campo de las almas.  Y cada uno de ustedes… como son únicos, posee un don especial. Cada uno es importante, hija Mía.  Porque unidos forman el cuerpo de Nuestro Senor.  Procuren hacer su parte. Acepten lo que Dios les ha dado con un corazón agradecido y sean fuertes, Mis hijitos.  Aférrense fuertemente a sus armas dentro de sus manos.  Dejen sus dedos caer sobre cada cuenta del Rosario.  Cada oración resuena en Mi corazón…… porque Yo, hijos Míos, no estoy sorda.  Oigo las oraciones… la multitud de oraciones que recitan… especialmente las que ofrecen por la sanación y conversión de otros. 

 

Dios a derramado este gran tiempo de misericordia… un tiempo de gracia inimaginable para cubrir a Sus hijitos que están dispuestos a aceptar este gran regalo.  Ahora es el tiempo para ser audaces… audaces en el amor…… y la caridad…… en negarse a sí mismo.  Porque estas cosas las presentarán ante Dios. Sobre todo el amor…… amor por Dios y por todas las almas por quienes han orado. 

 

Los bendigo esta noche y los cubro con Mi manto para protegerlos.” 
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