17de Octubre de 1997 (Maria)

 

Mis queridos hijos, 

 

Yo los llamo hijos Míos porque en realidad ustedes son los preciosos regalos puestos en Mis amantísimas manos por Mi Divino Hijo.  Vengan a Mí, pequeños, ---háblenme --- estoy aquí y deseo esa íntima relación que una madre tiene con sus hijos.  Cuéntenme sus alegrías para que me pueda sonreír con ustedes ya que juntos podremos compartir la hermosura de la bondad de Dios.  Vengan a Mí con sus problemas y dolores de cabeza y juntos encontraremos soluciones a problemas y Mi espíritu gentil suavizará sus dolores de cabeza.

 

Aprendan, hijos Míos, a dejar ir de todo aquello sobre lo cual no tienen control.  Escuchen cuidadosamente el susurro de amor y esperanza los cuales Nosotros  inculcamos dentro de su alma cuando su alma llora en tiempos de desesperación.  No estamos en mundos apartados, pequeños, sino a corta distancia de poder tocarnos. Confíen y crean, hijos Míos, porque los dones se están derramando sobre ustedes como nunca antes --- abran sus corazones y reciban la parte que les corresponde.  A nadie se le rechaza en este tiempo de gran misericordia.
Les urjo que se den cuenta de la grandeza de este tiempo de misericordia.  Oren, oren, oren.  El gran tiempo de oscuridad es eminente, pero la luz de fe y esperanza no se va a disminuir de los corazones de Mis fieles seguidores.  Paz y amor, hijos Míos.
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